Le daré tiempo para que reflexione. Paseo entre los relojes mientras el anciano rumia mi generosa oferta por el local —que planeo convertir en un Starbucks— cuando un cuco se lanza hacia mí. Qué raro, si son menos veinte. Miro mi móvil y cientos de tictacs mecánicos parecen enfurecer mientras afuera la noche cae de repente. Se hace tarde. Decido volverme hacia el anciano y le pregunto “¿y bien?”. “¿No creerá que usted es el primero en intentarlo, verdad?”, responde mientras sonríe. Procuro no descomponerme cuando descubro el montoncito de arena que se está formando a mis pies.
Relato ganador de la semana 19 de Relatos en Cadena